El consumo de cerdo ibérico ha experimentado una transformación notable en las últimas décadas, marcada por cambios en los hábitos alimentarios, el aumento de la conciencia sobre la calidad del producto y la apertura a mercados internacionales.
En el pasado, los productos ibéricos eran consumidos principalmente en las regiones productoras, dentro de contextos tradicionales y familiares. El jamón ibérico, el chorizo o la caña de lomo eran productos ligados a celebraciones o a un consumo más estacional. Sin embargo, a partir de los años noventa, el crecimiento del interés por la gastronomÃa de calidad y la valorización de lo autóctono impulsaron su presencia en el mercado nacional.
Auge de la carne ibérica
Este auge vino acompañado de una mejora en los procesos de producción, curación y certificación, que permitió garantizar la autenticidad del producto y su trazabilidad. El consumidor actual busca alimentos más saludables y naturales, y el cerdo ibérico, criado en libertad y alimentado en muchos casos con bellotas y recursos naturales de la dehesa, ha sabido posicionarse como un alimento de alto valor nutricional y organoléptico.
La professionnalisation du secteur, le travail des coopératives et le développement de canaux de distribution plus efficaces ont permis à ces produits de se retrouver aujourd’hui dans les grands supermarchés et les magasins spécialisés de tout le pays.
Reconocimiento internacional
Parallèlement, la reconnaissance internationale du jambon ibérique comme l’un des produits phares de la gastronomie espagnole a ouvert de nouvelles perspectives sur des marchés tels que l’Europe, l’Asie et l’Amérique, où la consommation a augmenté progressivement, ce qui a favorisé l’expansion des marques traditionnelles.
Symbole d’identité
Aujourd’hui, le porc ibérique reste non seulement un symbole d’identité gastronomique, mais il continue à s’imposer comme un élément essentiel du régime alimentaire de ceux qui privilégient la qualité, l’origine et la saveur.