El cerdo ibérico es mucho más que un animal emblemático de la gastronomÃa española: representa un legado genético único en el mundo. Su origen milenario y sus caracterÃsticas exclusivas han convertido su conservación en una prioridad, tanto para el sector productor como para instituciones cientÃficas y ganaderas.
Un patrimonio genético singular
A diferencia de otras razas porcinas, el cerdo ibérico posee una genética que le permite infiltrar grasa de forma natural entre las fibras musculares. Esta cualidad es clave en la calidad del jamón ibérico y de los embutidos ibéricos. Su capacidad de adaptación al medio, su rusticidad y su metabolismo particular lo convierten en una raza única que no puede reemplazarse.
Conservación a través del control genealógico
La conservación de esta raza se garantiza mediante un sistema de trazabilidad y control genealógico que verifica el porcentaje de pureza de los ejemplares. Solo los animales inscritos en el Libro Genealógico del Cerdo Ibérico pueden ser certificados como tales. Este registro permite mantener y mejorar la raza sin perder su esencia.
Selección sin perder diversidad
Uno de los retos más importantes es mejorar ciertas cualidades productivas del cerdo ibérico sin comprometer su diversidad genética. Para lograrlo, se aplican programas de mejora donde la selección se realiza dentro de los márgenes naturales de la raza. Asà se evita la hibridación con otras especies, que podrÃa afectar tanto al sabor como a la autenticidad de los productos ibéricos.
El papel de las dehesas en la conservación
El entorno en el que se crÃa el cerdo ibérico puro también juega un papel clave. Las dehesas, con su equilibrio natural, permiten que el animal desarrolle plenamente sus caracterÃsticas genéticas. Una alimentación basada en bellota y pastos naturales, unida al ejercicio continuo, contribuye a la expresión óptima de su genética única.
Valor añadido en cada pieza
Consumir productos procedentes de cerdos ibéricos de raza pura no solo es una experiencia gastronómica superior, sino también una forma de apoyar la conservación de un patrimonio genético singular. Cada jamón ibérico 100% de bellota o caña de lomo de cerdo ibérico es el resultado de siglos de adaptación, crianza responsable y selección cuidadosa.